La Vida irónicamente da vueltas. Y muchas veces sin pensarlo, nos encontramos con que estamos del otro lado de la moneda, viviendo situaciones en las cuales en algún momento fuimos victimarios y ahora somos victimas. Victimas de un destino implacable, frente al cual sin reproches, solo nos queda reconocer con humildad cada uno de esos errores del pasado, teniendo la certeza también, de que la vida no para, que la esperanza sigue alentándonos y que todavía hay un camino largo por recorrer.
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